Nestor Guerrero
March 11, 2021

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Pasante de Medios y Archivos de ACTA,  Nestor Guerrero habla sobre el proyecto ‘Sonidos de California – Boyle Heights ’ y a las mujeres que están construyendo un archivo comunitario.


Me encargaron la catalogación de un archivo de medios de Boyle Heights, uno de los cinco barrios centrales del proyecto en curso de ACTA, Sonidos de California, que tiene como objetivo crear una nueva colección pública de grabaciones abarcando las diversas regiones de California a través de documentación basada en la comunidad de la música y de los sonidos que reflejan la vida local.

Cuando estaba creciendo en la cercana ciudad de Whittier, California, Boyle Heights existía en mi mente como una localidad periférica; la única conexión personal que tuve con el vecindario era ir a citas ortodoncistas cada dos meses a lo largo de la escuela secundaria. No fue sino hasta que me involucré en la radio y en la organización estudiantil en la universidad que me familiaricé más con la historia multicultural y el legado de resistencia que define a Boyle Heights. El barrio ha albergado muchas comunidades de inmigrantes y grupos culturales, incluidos Judíos, Japoneses, Rusos, Armenios, Africanos, Mexicanos, Centroamericanos y Sudamericanos. Es historicizada por ser el lugar de varios movimientos revolucionarios impulsados por luchas de la clase trabajadora inmigrante como la sindicalización de los judíos panaderos a través de la comunidad local 453 en la década de 1920 y los Chicano Blowouts de 1968.

Debido a los convenios racistas de viviendas a nivel de toda la ciudad y las prácticas discriminatorias por parte de los bancos y funcionarixs locales, la localidad de Boyle Heights fue uno de los únicos lugares en Los Ángeles donde a las personas de color y ciertos grupos inmigrantes se les permitió comprar propiedades durante la primera mitad del siglo XX. La construcción interseccionada de las autopistas 5, 10, 60 y 101 a lo largo de los años desgarró el barrio y resultó en el desplazamiento de decenas de miles de personas de la comunidad de Boyle Heights. Más recientemente, el desarrollo de la línea de oro de METRO ha hecho subir los precios de las rentas, invitando a personas de fuera y sacando a los negocios locales. Boyle Heights ha permanecido un sitio de la lucha duradera contra la invasión de los esfuerzos de gentrificación y “renovación urbana”—lxs organizadorxs de la comunidad y lxs buscadorxs de la justicia del vecindario han sido una fuerza significativa en la protección de lxs más vulnerables de su comunidad a través de protestas “anti-desalojos” e iniciativas de fideicomisos comunitarios.

Tres residentes de Boyle Heights que documentan la vida y los problemas locales como documentalistas comunitarios para los Sonidos de California. De izquierda a derecha: Margarita González, Martha Escudero y Eva García.

Como parte del programa Sonidos de California, ACTA contrató a tres  residentes de largo plazo de Boyle Heights, líderes que tienen fuertes conexiones con el trabajo comunitario en sus vecindarios, para documentar las vistas, sonidos e historias expresivas que sentían que reflejaban el corazón y el sentido de pertenencia de su vecindario — Martha Escudero, una activista de la vivienda que empezó a ocupar una de las 13 casas vacantes de CalTrans en El Sereno con sus dos hijas como parte del movimiento “Recuperando Nuestras Casas”, que busca abordar las desigualdades que se han amontonado contra las familias sin vivienda y sin seguridad en la vivienda durante la pandemia; Margarita Gonzalez, una integrante de la comunidad que tiene un negocio de gelatina con su hijo y lidera junto a un colectivo de organizadores conocido como el Fideicomiso de Tierra Libre, una iniciativa que busca asegurar viviendas dignas y asequibles controladas por lxs residentes del Este de Los Ángeles; y Eva García, una activa líder del mismo movimiento y otros espacios organizativos como la Coalición de Invertir en la Juventud que presiona al ayuntamiento de Los Ángeles para invertir en un departamento de desarrollo juvenil.

Mientras me familiarizaba con el contenido que estas mujeres recolectaban, noté cómo ellas existen en multitudes —asumiendo simultáneamente el papel de madres, compañeras, activistas de la comunidad, organizadoras, defensoras de la salud, y ahora documentalistas. Aunque nunca las he conocido en persona, Eva, Martha y Margarita irradiaron la calidez que sólo podía reconocer en mis tías. De cierto modo, como archivista, mi trabajo era vivir de manera indirecta a través de sus vidas mientras asignaba etiquetas digitales a los íntimos fragmentos de sonidos, imágenes y filmaciones que conformaban el alma de su trabajo. Había una familiaridad innata que podía sentir en las imágenes que tenían detrás —existía un sentido mutuo de reconocimiento en cada conversación que tenían y la conexión que hacían con sus compañerxs vecinxs.

Eva se centró en las acciones directas de las protestas contra los desalojos, junto con destacar el trabajo no reconocido de las mujeres en Boyle Heights que organizan y luchan por el bienestar de su comunidad:

Me enfoque en cómo es que nuestra comunidad es luchadora– a demostrar mucha gente en que día con día lucha por tener algo diferente, por tener justicia, porque hay muchas necesidades.”

— Eva Garcia

Martha capturó a la gente que se reunía para vigilias y manifestaciones, y también ofreció una perspectiva de primera mano del movimiento “Recuperando Nuestras Casas” con sus hijas, Mezti Kali y Victoria:

 

La gente luchadora, aunque las cosas son difíciles, siguen luchando, y eso me da mucha admiración de la gente en Boyle Heights.

— Martha Escudero

 

La documentación de Margarita ofrecía una visión de los rostros familiares detrás de los negocios locales y las memorias de las personas y las generaciones mayores:

Lo que yo quise que vieran de mi comunidad es que está formada por pequeños negocios, por vendedores ambulantes, por personas que luchan. Quise que vieran los lugares históricos y la cultura que está reflejada en medio del arte

— Margarita Gonzalez

A pesar de tener que enfrentar un año devastador marcado por la violencia de la injusticia racial y una pandemia global, estas tres mujeres capturaron la resiliencia de la comunidad y su inclinación a apoyarse entre sí cuando hay necesidad. Durante este tiempo, vecinxs y amistades estuvieron presentes unxs para lxs otrxs  organizando iniciativas de ayuda mutua, recaudaciones de fondos y distribuciones de alimentos. Mientras que COVID-19 continuaba asfixiando al mundo, lxs propietarixs de negocios y restaurantes locales alimentaron y proporcionaron a sus comunidades las necesidades básicas para sobrevivir y ayudaron a sanarse unxs a otrxs en tiempos de duelo y agitación social.

Mientras Eva, Margarita y Martha documentaban los momentos históricos y cruciales que las dificultades del 2020 crearon, encontrarían la belleza y la resiliencia en algunos de los detalles más ignorados de la comunidad, desenterrando las historias que circulaban por las venas de su barrio: el sonido chirrido de los pájaros y la vida silvestre en los árboles, los sonidos tentadores de lxs vendedorxs ambulantes en cada esquina, las calles residenciales menos transitadas donde lxs niñxs jugaban en sus patios delanteros, el poderoso sonido del tambor de las ceremonias de danza, lxs manifestantes apasionadxs marchando hacia la Plaza Mariachi. Convirtieron este archivo en algo que prioriza las voces de líderes comunitarixs y portadorxs de cultura de clase trabajadora, contribuyendo con algo que ni siquiera el periodista profesional más experimentado podría replicar –algo profundamente arraigado en la intimidad, confianza, cuidado y autenticidad que está incrustado en el alma de esta comunidad.

Al concluir mi trabajo en este proyecto, tuve la oportunidad de hacerles algunas preguntas a Eva, Margarita y Martha sobre sus experiencias como documentalistas.

¿Cómo describiría la experiencia de ser documentalista de su comunidad? 

Eva

Fue algo muy bonito…la verdad, hay mucho trabajo en mi comunidad, estoy muy orgullosa, porque tengo muchas compañeras que nunca han sido reconocidas que hacen mucha labor comunitaria y yo quería sacar a muchas más…para mi es una gran emoción. Me encanta la lucha, es como una adrenalina pura mía.  

Ustedes son parte de la comunidad, ¿qué significó para ti, estar documentando ese trabajo detrás de la cámara?  

Margarita

Me conocía a mi misma, porque la verdad, yo nunca había participado en trabajos así. Mi trabajo es muy diferente a esto…dije “en que me metí?”  Porque yo no podía ni mandar un mensaje, ya con eso les digo todo… no sabía cómo iba a hablar con las personas. Yo hablo, platico, pero ya estar con la persona directamente, haciendo le preguntas? Si platicando con la familia, hando tartamudeando, pues ahora con otras personas?…pero no, fue algo maravilloso porque conocí más a la gente.

Yo tengo aquí casi 30 años, y me puse a reflexionar desde el momento que yo llegué aquí, todos los cambios que han surgido dentro de la comunidad.Yo nunca pensé que iba estar viviendo aquí en un lugar, ahora sí histórico.

Porque aquí donde yo vivo [en Mariachi Plaza]…es un lugar en donde se concentran muchos para protestar, para pasar ratos alegres, para conocer más a mis vecinos… porque tuve que platicar con ellos, ahora ser de algunos negocios, como fue que surgieron. Y como le digo? Aprendí mucho más de mi comunidad, y mucho más de mis compañeros.

Martha

Fue interesante aprender de mi propia historia en Boyle Heights. Mi familia ha estado aquí desde mis abuelos, pero no había explorado mucho la historia. Entre los negocios que todavía están presentes. El primer trabajo de mi mamá fue en Cinco Puntos en los años 70s, yo nací en el hospital general y trabaje ahi despues, tuve a mi segunda hija en casa en Boyle Heights. Todo esto me recordó de mi propia historia. También entre la música de Boyle Heights, se sabe mucho del Mariachi, pero hay mucha diversidad en la música y en la gente que vive aquí…fue interesante aprender que en verdad hay mucha diversidad. La gente luchadora, aunque las cosas son difíciles, siguen luchando, y eso me da mucha admiración de la gente en Boyle Heights. 

Eva

Al principio, decía yo, ¿cómo voy a ser la entrevista? Me confundo mucho..aunque hablo mucho, no se como hacerla, que les voy a preguntar? …Al principio sí estaba un poco temerosa. Fue algo diferente…Aprendí a usar un poco más la tecnología. Admiro mucho a las personas que hacen periodismo y todas las cosas que son un poquito costosas.

Yo soy cocinera…siempre me dedico más a cocinar y a luchar, pero si cambio mucho mi perspectiva que tengo de mi misma. Fue algo extraordinario para mí. 

¿Qué tipos de historias les interesaba contar personalmente? 

Eva

Mi comunidad es un orgullo, es una comunidad que siempre está luchando por una mejor vida, para las personas que tienen más necesidades…se que hay muchas compañeras/os que están aquí luchando por lograr los cambios. Hay muchas compañeras que hacen esta lucha dia con dia, que están ahí enfrentándose con diferentes acciones; creo que yo quería notar mucho de eso. Me enfoque en cómo es que nuestra comunidad es luchadora– a demostrar mucha gente en que día con día lucha por tener algo diferente, por tener justicia, porque hay muchas necesidades. 

Margarita

Lo que yo quise que vieran de mi comunidad es que está formada por pequeños negocios, por vendedores ambulantes, por personas que luchan. Quise que vieran los lugares históricos, la cultura que está reflejada en medio del arte, como viven las familias, y cómo ven ellos a la comunidad donde viven…desde las personas adultas hasta los niños, las historias contadas por sus propias palabras. Eso es lo que se vive en comunidad, es su gente…y lo que yo quise que estuviera reflejada.

Martha

Al principio quería entrevistar a más gente, pero ahora con la pandemia fue un reto para ser muchas entrevistas que tenía planeado…y eso sí se hizo un poco difícil. Mi visión también era de contar la historia que mucha gente que no es de Boyle Heights no conoce, cómo los pequeños negocios que han estado ahí por décadas. También quería enfocarme en la diversidad; que la gente que vive aquí no solo es Mexicana, sino que culturalmente ha sido siempre muy diverso. Hay una mezcla de tantas comidas y culturas…si hay mucho Mexicano, pero igual hay tanta diversidad; todavía hay japoneses que viven ahí y también hay gente morena.

Nuestra música no es sólo mariachi; hay banda, son jarocho, hip-hop, cumbia. Hay música diversa aquí, es parte de nuestra cultura.


Mantener la esperanza durante una pandemia es difícil cuando el gobierno ha constantemente fallido al abordar la inestabilidad de la atención de salud, la vivienda y la seguridad alimentaria para las comunidades de clase trabajadora y de bajos ingresos que han sido las más afectadas por el virus. Hoy en día, la gentrificación, las crecientes tasas de desempleo y los desalojos de inquilinxs siguen impidiendo contra las familias y comunidades culturales de Boyle Heights. Hoy, todavía vemos respuestas débiles hacia la provisión de ayuda sostenible y políticas impulsadas por la preservación de las ganancias sobre la protección de la gente. Pero Eva, Martha y Margarita nos muestran cómo las raíces de esta localidad dentro del Este de Los Ángeles están profundamente incrustadas en el suelo y arraigadas por la comunidad. La resiliencia de sus vecinxs refleja señales de una nueva hoja que brota a través de los escombros de una ciudad que se desmorona, donde existe un mañana esperanzadora.

Como visitante de Boyle Heights, me acerqué al rol que tuve en este proyecto con la disposición para aprender y la voluntad de entender la esencia detrás de las vistas y sonidos que estas mujeres capturaron a través de la cámara. Pero la historia que cuentan de su barrio es simple:

Los niñxs seguirán imaginando. Las personas mayores seguirán enseñando. Lxs artistas seguirán visualizando. Lxs músicxs seguirán tocando. Los negocios locales y los vendedores ambulantes seguirán alimentando al vecindario. Lxs manifestantes seguirán marchando. Lxs cuidadorxs originales de la tierra seguirán protegiendo. La comunidad seguirá defendiéndose, recuperándose y reconstruyéndose. Las semillas florecerán, una vez más.

Si escuchas atentamente a los sonidos de Boyle Heights, puedes escuchar el latir de su corazón.


Nestor Guerrero es un aspirante narrador multimedia de Whittier, California y un reciente graduado de UCLA, donde estudió Chicana/o/x + Estudios Centroamericanos y Cultura Americana, con un menor en Humanidades Digitales. Ahorita es un DJ y asistente de programación en la estación de radio comunitaria del Conservatorio de Artes de Boyle Heights (KQBH-LP 101.5 FM) donde lleva su propio programa “Memorias públicas.”

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